Crear y Jugar - Juguetes no estructurados
Estos juegos que compramos listos son llamados juguetes estructurados y usualmente poseen una finalidad específica. Son muy atractivos, sin embargo, casi nada interesantes, pues limitan las habilidades de los niños.
Cuando pensamos en juegos enseguida imaginamos aquellas jugueterías llenas de juguetes de todos los tamaños, formas y colores, para todas las edades. Desde los más simples a los más extravagantes. Los medios seduce a los más pequeños con propagandas y los padres se esfuerza para atender sus pedidos. Las habitaciones van quedando cada vez más abarrotados de baratijas que, muchas veces, no llaman más la atención de los niños pero que tampoco son compartidas o donadas.
Estos juegos que compramos enseguida son llamados "juguetes estructurados" y usualmente poseen una finalidad específica. Son muy atractivos, sin embargo, casi nada interesantes, pues limitan las habilidades de los niños.
En contrapartida, los denominados juegos de "largo alcance" o "no estructurados", tienen innumerables ventajas. Son llamados así pues son producidos en casa, por el propio niño, a partir de materiales caracterizados por su plasticidad, esto es, por la capacidad de transformarse en muchas cosas. Poseen bajo o ningún costo y contribuyen con el medio ambiente a través de la reutilización de objetos. Y lo más importante: ofrecen a los niños diversas posibilidades de juegos, estimulan la creatividad, imaginación y mucho más.
Jugar com materiales no estructurados ayuda en el desarrollo de la inteligencia y el aprendizaje, posibilitando la oportunidad de explorar sus habilidades. Actividades que le exigen al niño estructurar su propio juguete o juego permiten que algunas funciones cognitivas sea estimuladas, pues para estructurarse ellas precisan de la organización, planeamiento, flexibilidad cognitiva, fijación de la atención, memoria operacional y diversas otras capacidades mentales. De acuerdo con la neurociencia, cuando son colocados materiales de largo alcance a disposición del niño, su capacidad de inventar es más valorada y el proceso de experimentación es descubierto, alimentando sus conexiones cerebrales.
Algunos ejemplos de materiales no estructurados son: telas, botellas, latas, tapitas, cajas de cartón, pedazos de madera, potes de diversos formatos, palitos de helado, cajas de huevos, rollos de papel, botones, cuerdas, cadenas, elementos de la naturaleza (piedras, hojas, arena, tierra), etc. Cuánta más versatilidad, mayor la diversidad de juegos simbólicos.
Los materiales activan el proceso creativo de los niños, en la transformación de objetos y de los espacios para el juego. Es una invitación a investigar, buscar, encontrar conocimientos sobre la propia física de los objetos y las posibilidades de acción sobre ellos. Mientras que los niños están involucradas en la exploración de los materiales, el adulto (padres y educadores) tienen el papel de realizar intervenciones que fomenten el pensamiento infantil usando conceptos como: la cantidad, las relaciones entre mucho y poco, mayor y menor, arriba o abajo...
Es cierto que los niños van a divertirse mucho, además de valorar un juguete producido por él mismo. Un valor afectivo diferente, donde él pase a ser productor de cultura y no un simple consumidor de productos.
Suelte la imaginación y buen juego!